Si estás a punto de escribir un libro o ya comenzaste, es posible que te hayas preguntado para qué sirve un borrador y en qué momento se convierte en un documento listo para publicar. En una de las sesiones de mentoría grupal para escribir un libro que ofrezco, una de las escritoras me preguntó en qué momento el primer borrador deja de serlo y cómo saber si ya el documento está listo para publicar.
Antes de decirte la contestación quiero explicarte qué es un borrador y cual es su importancia.
Qué es un borrador y en que te ayuda
Cuando
hablamos de escribir un primer borrador nos referimos a un texto
provisional, uno que sin lugar a dudas sufrirá cambios a medida que
lo desarrollemos.
Verás, por lo general, el proceso de escribir un libro no se hace
de una sentada sino que se logra por etapas y pasos. El primer paso
es determinar el tema principal y los temas que a su vez se
desprenden del anterior (subtemas).
En mi experiencia como autora la parte más difícil de escribir un libro es precisamente transferir las ideas al papel. Esas ideas no llegan organizadas o completas. Hacer el ejercicio de escribir el primer borrador te ayudará a organizar, completar y desarrollar esas ideas.
«Al proceso de sacar las ideas de la mente, y plasmarlas en blanco y negro se le conoce como primer borrador.» Iray Millet
El proyecto de escribir un libro puede ser parte de tu carrera profesional o simplemente una meta personal, pero hacerlo supone un reto en la vida de cualquier escritor ya sea novel o experto.
Aunque para ser escritor no se requiere haber estudiado literatura, si necesitas tener ciertas cuidados cualidades; entre las más sobresalientes –a mi parecer – están la persistencia y los deseos de re-aprender.
Trasladar las ideas que tenemos de un tema al papel o al ordenador no es tarea fácil. Organizar el contenido de un tema de modo que haga sentido y fluidez requiere de práctica, y paciencia.
«El escritor es aquel al que escribir le resulta más difícil que a las demás personas.»
Thomas Mann
Como parte de mis servicios de mentoría a escritores independientes hay un asunto que se repite una y otra vez; y es la preocupación de cómo organizar el contenido del libro. A muchos escritores, especialmente noveles, les inquieta como organizar el tema que desean presentar en su libro de modo que sea atractivo, fluido y llamativo para su lector.
Esta es una preocupación legítima. Nuestra meta como escritores es poder capturar la atención del lector de modo que entienda lo que queremos compartirle a través de nuestras letras.
Hoy quiero compartirte 3 errores que he notado que muchos escritores cometen y que espantan al lector. A continuación te las comparto:
«Cada niño es un artitista. El problema está en cómo continuar siéndolo al crecer.»
Pablo Picasso
¿Alguna vez llegaste a fantasear de niño? ¿Llegaste a imaginar que los muñecos te hablaban o que cobraban vida cada vez que te dormías? ¿Tuviste un amigo imaginario?
Pues yo sí…
Desde niña fui muy imaginativa…
Tuve una amiga imaginaria llama Dendi… No recuerdo de dónde saqué el nombre. Pero ella era una niña de mi estatura, y de tez morena. Era mi mejor amiga y hablaba todo el tiempo con ella. También jugué con las muñecas, yo era su maestra. Las sentaba a todas en una línea y les enseñaba a leer … nunca sobre matemáticas. No era mi clase favorita.
También recuerdo que tenía figuras de los Pitufos, y al famoso Gargamel. Estaban colocados en la parte de arriba de mi librero. Todas las noches me trepaba en una silla y volteaba la figura de Gargamel para poder dormir. Él me daba miedo, tenía la impresión que en las noches me miraba. Pero todas las mañanas mi mamá volvía a poner a Gargamel mirando hacia mi cama.
Al pasar los años, y mientras fui creciendo dejé guardada mi parte imaginativa. Muy de vez en cuando salía cuando escuchaba algún chiste pero rápido le ordenaba escondonderse. Ya era una adulta. No podía darme “el lujo” de fantasear como niña.
Te hago estas historias porque todos los niños en mayor o menor medida gozan de mucha imaginación. Así que estoy segura, que tú también la tenías. Lamentablemente, según vamos creciendo vamos dejando a un lado esa parte creativa e imaginativa. Pero ella nunca muere. Sé que la tuya está guardadita en algún rinconcito de tu mente. Está esperando que toques a su puerta y la dejes libre.
Precisamente para poder escribir tu libro aunque sea de no ficción es necesario entrar en contacto con tu niño interior y dejar correr tu imaginación.
Según mi experiencia, un escritor puede experimentar por lo menos 7 beneficios al escribir y publicar un libro. Este ha sido mi caso y sé que el de muchos también. Hoy las comparto contigo para animarte a vivir esta maravillosa aventura.
Por ejemplo, cuando estoy escribiendo una historia de ficción, las imágenes llegan a mi mente como si fuera una película. Puedo ver el paisaje, los personajes, con tal claridad como si mis ojos físicos los estuvieran viendo. Pero no todo queda en el sentido de la visión… oh no, también percibo el olor que se desprende del ambiente y el sonido de lo que allí se desarrolla.
En el mundo físico, todo a mi alrededor desaparece… El piso se desintegra, la mesa desaparece… Mi único escenario real es el imaginario. Parece contradictorio pero si escribes ficción sabes a lo que me refiero.
En ese instante – que bien se puede convertir en varias horas –, solo existen mis personajes. Yo solo soy el instrumento que ellos utilizan para cobrar vida. Ellos tienen completo dominio de lo que ocurre por eso para mí es una aventura. Yo planifico pero ellos me dictan el curso a seguir.
En fin, regresando al mundo real…
Como podrás imaginar amo escribir y crear historias.
No importa si escribes ficción o no ficción. El punto es que el ejercicio de escribir puede ser bastante terapéutico. Lo que me lleva al primer beneficio…
Sanidad interior y terapia
Muchos de mis clientes han escrito y publicado libros sobre sus experiencias de vidas. Lo interesante del caso es que mientras escriben, áreas de su vida se van restaurando.
Y es que hacer el ejercicio de deslizar el bolígrafo sobre el papel o pulsar las teclas, ayuda a internalizar y procesar los eventos, y circunstancias desde un ángulo distinto. Te permite por un instante separarte de ti mismo y mirarte desde arriba, casi como una experiencia extrasensorial.
Llevas planificando ese libro hace mucho tiempo. Haz hecho tu asignación, y tienes una idea clara de lo que quieres hacer. Ahora te toca (¡al fin!) comenzar a escribir ese primer borrador.
Y, de momento, el «frío olímpico» se apodera de ti. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo hago para escribir un borrador? ¿Con qué tiempo voy a escribirlo? ¿Realmente podré hacerlo?
No importa si somos autores bestsellers, o desconocidos escribiendo nuestro primer libro, lo cierto es que todos tenemos momentos como este. Los afanes y responsabilidades nos nublan la visión. Las distracciones no se hacen esperar. Dudamos de nuestra propia capacidad. Y si nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y las situaciones, terminamos procrastinando eternamente o haciendo absolutamente nada con ese libro que nos hemos propuesto escribir.
Pero no tiene que ser así. Tú tienes la capacidad de tomar el control y buscar alternativas. A continuación te comparto 6 consejos que pueden ayudarte a recuperar tu enfoque y comenzar de una vez a plasmar en papel (o en un medio digital) ese primer borrador del libro que hay dentro de ti.
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