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No hay nada que se compare a la emoción de querer escribir una historia. Después de días o semanas de experimentar la dulce tortura de ver una y otra vez imágenes en tu mente dejas de pelear y dices:
“Ok, ok… No más… Me sentaré a escribir tu historia”.
Antes de escribir la primera palabra de nuestra novela los nervios están de punta. Sientes mariposas en el estómago y las manos sudan. La duda te asalta y los dedos te tiemblan –ya sea que utilices el papel o las teclas del portátil–. Es algo así como la primera cita. Aunque si lo pensamos bien, realmente es tu primera cita con los personajes. Es la primera vez que bailarás al son de su música.
Luego de varias respiraciones profundas, espantar los espíritus nerviosos de los dedos, decides sentarte frente a la pantalla o papel blanco. Pero cuando vas a escribir la primera palabra te das cuenta que tienes que decidir que voz de narrador vas a utilizar para contar la historia; ¿Primera? ¿Tercera?
Entonces sientes que el aire se queda atascado en tu garganta y te quedas en estado catatónico…
Decidir la voz del narrador de la historia puede paralizarte pero que no cunda el pánico. En este artículo quiero ayudarte a tomar la decisión. Share on XVeamos que son estás voces y cómo te pueden ayudar en la historia.
Para la voz del narrador en primera persona se utiliza a un personaje para contar la historia y éste lo hace desde su “yo”.
La narración es subjetiva. Siempre se debe contar desde la perspectiva de ese personaje y no se debe contar algo sin que él lo haya visto o escuchado.
Ejemplo:
“Un grupo de doce renegados nos pasaron por el lado golpeándonos mientras corrían. Llevaban puesto un manto largo marrón que cubría sus cabezas. Detuvimos la marcha para seguirlos con la mirada. Estaban de pie frente al muro que rodea la ciudad. Tenían unas esferas en sus manos y parecía que ellos hacían algún tipo de magia con ellas.”
Mayor impacto e intimidad con el lector
Con este tipo de narración conseguirás que tu lector se identifique con el personaje y experimente exactamente lo que experimenta el personaje. Lo convertirás en un participante activo de la historia.
El lector no observará desde la distancia los eventos sino que se meterá en la piel de tu personaje y difícilmente saldrá de allí. Quedará totalmente inmerso en la historia.
Como dijo una lectora de Las voces de Étervan
(Para lograr este impacto es importante que desarrolles bien a tu personaje. Aquí te comparto cómo hacerlo.)
Y como bien lo expresa mi amigo y colega Álex en este artículo:
“Es más fácil conseguir que el lector se sienta identificado y empatice más con alguien que no guarda ningún secreto ante él. Todo lo que piensa, el personaje lo narra sin tapujos. En cierto modo, estamos invadiendo la intimidad más absoluta del personaje protagonista. Es como si leyésemos su diario y esto nos convierte en cómplices de todo lo que hace. En cierto modo, el lector es el confidente del narrador.”
Mayor adicción a la historia y profundización del personaje
Si el narrador es el protagonista de la historia ¿quién mejor que él para contarla? Es su historia. Nadie la conoce tan bien como él. No solo narrará los hechos sino que compartirá sus más íntimos pensamientos y sentimientos.
Todo esto hará más adictiva la lectura.
Mayor Intriga y suspenso
Como la narración es subjetiva, es imposible que el personaje conozca el futuro. Por lo tanto difícilmente el lector lo sabrá o supondrá. Su curiosidad lo mantendrá pegado al asiento.
Tanto el personaje como el lector van a ir descubriendo cosas juntos. Ninguno sabrá que hay más adelante. La realidad y la verdad de la historia como alfombra roja se extenderá poco a poco a frente a sus ojos.
Es muy posible que descubran que lo que originalmente el narrador suponía no era cierto. Esto impactará al lector porque posiblemente al haberse identificado con el personaje también habrá hecho ciertas suposiciones y descubrirá que estaba errado.
Dejarás su cabeza dando vueltas…
El narrador puede arruinar la historia
Si el lector no logra conectar con el personaje y lo encuentra poco agradable, la historia está en serios problemas. La lectura le resultará pesada y lo peor que puede ocurrir es que no desee terminar de leer.
Acción y narración limitada
El personaje no es omnipresente ni omnisciente. Desde la perspectiva de escritor esto puede ser limitante y hasta un poco frustrante.
Es posible que haya información o descripciones que desees ofrecer al lector pero no puedas ofrecérsela porque debes seguir al protagonista por donde quiera que va. Tienes que maniobrar y buscar la forma que el personaje vea o escuche lo que quieres que el lector sepa.
Puede que al lector le parezca fastidioso pasar tanto rato en la compañía del protagonista especialmente si lo que él hace es monótono y si no está presente en los momentos de mayor acción.
Para la voz del narrador en tercera persona se utiliza un ente omnisciente y omnipresente. Este narrador lo ve todo y lo sabe todo. Él conoce los pensamientos y acciones de todos.
Se podría decir que la narración es objetiva.
Ejemplo:
«Harry y Lily se agarran al carrito de Albus. Ginny se agarra al de James. Toda la familia avanza con decisión hacia la pared.»
J.K. Rowling (Harry Potter y el legado maldito)
El narrador es omnisciente
El narrador lo sabe todo de todos. El puede narrar las acciones, los pensamientos y sentimientos de todos. Esto le da una perspectiva más amplia al lector de todos los personajes.
El lector conocerá íntimamente a todos los personajes desde una perspectiva más objetiva sin el lente subjetivo del protagonista. Le dará la oportunidad al lector de identificarse con uno o más personajes.
Como escritor te dará la oportunidad de profundizar en otros personajes, hurgar más en profundidad en sus miedos, inseguridades, etc.
El narrador es omnipresente
El narrador tiene una vista panorámica 360 de la acción. Desde la perspectiva de escritor no tendrás que martirizarte a la hora de ofrecerle una información relevante al lector. Se te hará fácil pues el narrador lo ve todo y no solo una pequeña parte como sucede con el narrador en primera persona.
Esto le permitirá al lector hacer suposiciones y/o predicciones de los eventos. Y querrá seguir leyendo para corroborar las mismas.
El narrador es objetivo
El lector tendrá una visión objetiva de la historia. El narrador contará los hechos como son. Él no juzgará los actos de los personajes.
Esto le permitirá al lector crear su propio juicio y tener su propia opinión sobre los eventos y personajes sin el prejuicio o lente distorsionado del protagonista.
Mayor complejidad en la narración
Con este tipo de narración se corre el riesgo de prestarle demasiada atención a todo el escenario y querer describir todo a la perfección. Al hacer esto se pierde de perspectiva lo que es realmente importante o relevante en la historia.
Esto puede resultar un tanto aburrido para el lector. Pero por el contrario escasear en descripciones puede hacer que el lector no logre comprender el escenario o la escena completa, y pierda interés igual.
Además, al narrador ser omnisciente es posible que no se sepa cómo llevar las diversas tramas o subtemas simultáneamente sin causar un revoltijo en la mente del lector, especialmente si se es inexperto o novato.
Dificultad en balance
Se supone que el narrador sea objetivo. Si él se implica demasiado en las vivencias de los personajes, deja de ser un narrador fiable. Pero si ocurre lo opuesto será difícil mostrar la vida interior de cada uno de ellos. Los personajes terminarán siendo planos y aburridos (tipo maniquí), en lugar de personajes complejos.
Cuando llegó la hora de escribir las novela Las voces de Étervan me hice estas mismas preguntas. La conclusión final… Fei Céfiro debía contar su historia.
Sabía que causaría mayor impacto en el lector. De hecho mi intención iba dirigida a que el lector se metiera en la piel de la protagonista; sintiera lo que ella sentía y que quisiera actuar como ella.
Esta lectora me confirmó que logré ese cometido:
Como escritor no existe mayor satisfacción que saber que pudiste meter a tus lectores dentro de la historia.
Sabemos que decidir la voz del narrador de la historia puede causar una parálisis temporal de nuestros dedos y cerebro. Pero esto no nos debe paralizar.
La realidad es que la decisión dependerá de las respuestas a éstas preguntas (entre otras):
Una vez que sepas las contestaciones a estas preguntas, podrás tomar una decisión. Recuerda que cada voz tiene sus ventajas y desventajas. Debes decidirte por la que más beneficiará tu historia.
Cuéntame, ¿qué voz prefieres a la hora de escribir?