Síndrome del Impostor

Si te preguntan, “¿eres escritor?”, ¿Qué contestarías?

Es posible que trates de evadir la respuesta y en su lugar digas algo como esto: “No soy escritoro/a, solo soy un padre/ una madre que quiere escribir una novela”, “No soy un escritor porque todavía no he publicado”.

Algo parecido contesté cuando mi esposo me propuso publicar el que se convirtió en mi primer libro; un poemario titulado Desnudando el Alma por vez primera. Él pretendía que lo que había escrito en el silencio y el secreto de la madrugada, lo divulgara y compartiera con desconocidos y ¡para colmo me hiciera pasar por una escritora!

“¿Cómo iba a pretender ser una escritora? ¡Por favor! A penas había escrito unas cuantas páginas y ya tenía que creerme escritora”. Al menos eso fue lo que pensé en ese momento.

¿Por qué nos cuesta decir que en efecto somos escritores?

Por un intruso llamado el síndrome del impostor.

¿Qué es el Síndrome del impostor?

No te preocupes, no es un término médico. No te vas a morir. No es contagioso aunque muchos escritores sino todos lo padecemos.

El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico; una vocesita que te dice que eres un fraude. Por lo tanto uno siente temor constante a ser descubierto y puesto en evidencia por terceras personas.

En el caso de los escritores este “síndrome” hace que no nos sintamos escritores (valga la redundancia), al menos no del todo. Esto ocurre especialmente con los escritores noveles o principiantes. Nunca se definirían ante los demás con el nombre de escritor y muchas veces tampoco se reconocen ante sí mismos como tal. Ese sentimiento puede aumentar si no se tiene una educación formal en literatura o escritura creativa.

Ahora bien, ¿qué es un escritor? Miremos la definición que nos da la Real Academia Española (RAE):

Escritor, ra

  1. Persona que escribe.
  2. Autor de obras escritas o impresas.
  3. Persona que escribe al dictado.
  4. Persona que tiene el cargo de redactar la correspondencia de alguien.

La primera definición que aparece nos dice simplemente persona que escribe. Ahí no establece que tiene un título universitario o x cantidad de premios en literatura. Simplemente dice persona que escribe y que es autor de obras escritas o impresas (énfasis en la o).

El peligro de escuchar la vocesita

Quizás pienses, ¿qué tiene de malo no querer pretender? Después de todo no quiero ser arrogante.
El síndrome del impostor no tiene nada que ver con ser arrogante o el evitar serlo. En realidad tiene que ver con la inseguridad que se tiene.

Autosabotaje

El peligro de hacerle caso a esa vocesita que te dice que eres un fraude y que en realidad no eres un escritor, radica en que te sabotees.

Por ejemplo, puedes darle largas al asunto para no publicar tu obra. Esto es, buscar las mil y una excusa del por qué no es buena idea publicarlo una vez terminado el escrito. “No está perfecto”, “No estoy preparado para la responsabilidad de mercadearlo”, “Tengo muchas responsabilidades”. Éstas y muchas más pueden ser las excusas que te digas a ti mismo o a otros para no publicar tu libro. Cuando la realidad es que tienes miedo y te sientes inseguro.

Vivir en el pasado

El problema con el autosabotaje es que puede destruir tus sueños, autoestima y no te permitirá mirar al futuro. Si te dejas arrastrar por ese miedo y escuchas esa vocesita no perseguirás tus sueños y en algún momento otra voz se levantará: “Qué hubiera pasado si me hubiera atrevido…”

Falta de ambición o motivación

Otra situación que te puede ocurrir, es tener pocas o ninguna ambición en tus objetivos porque sientes que no eres quién para merecerlos. Y ¿qué de malo tiene? Te preguntarás. El tener poca o ninguna ambición como escritor hará que no te esfuerces, que no des el máximo de ti porque piensas que no lo vas a lograr… “Para qué esforzarse tanto, si total, no lo voy a lograr. No soy un escritor de verdad”.

Tener objetivos claros es importante para alcanzar nuestras metas y una chispa de ambición no te hará mal, todo lo contrario. Será tu motor para continuar escribiendo.

No estás solo

“He escrito once libros, pero en cada uno pienso, oh oh, ahora lo van a descubrir. Los he engañados a todos pero ahora ellos van a descubrirlo.” Maya Angelou

Aún los escritores más famosos han experimentado el síndrome del impostor.

Si una escritora del calibre de Maya Angelou dice que lo experimenta aún después de haber escrito 11 libros, es posible que no podamos desprendernos de esa sensación de ser un fraude.

Posiblemente lo experimentemos cada vez que hayamos subido un peldaño de la escalera como escritores. Es muy probable que en esa nueva posición sintamos que somos impostores y tendremos que empezar de nuevo a trabajar con nuestra mentalidad para vencer esa vocesita. Pero esta vez estaremos alerta y preparados para disminuir su volumen o callarla por completo.

¿Cómo superar o sobre pasar el síndrome del impostor?

Existen varios pasos que te ayudarán a disminuir el volumen de la voz del síndrome del impostor

Paso 1: Reconoce que es normal sentirte de esta manera.

Reconoce que es parte de la naturaleza humana y de las personas creativas. Aún los grandes escritores lo han experimentado.

Abraza el hecho que eres una persona creativa y que es natural que dudes de tu habilidad. Si no fuera así, es posible que algo no ande bien.

Te hablaré de mi experiencia: En mi caso, no solo escribo sino que canto desde mi adolescencia y me he rodeado de músicos; de hecho estoy casada con uno. Cada vez que teníamos una presentación y nos paramos en la tarima el corazón de todos comenzaba a palpitar fuerte, a algunos nos sudaban las manos y dudábamos si lo haríamos bien. No importa cuantas horas hayamos ensayado o cuántos años llevemos tocando o cantando.

¿Qué nos queda hacer como personas creativas? Aceptar y abrazar ese sentimiento.

Paso 2: Desahógate como solo tú sabes hacerlo (a través de las letras)

Cuando te sientas frustrado y pienses que no mereces ser llamado escritor exprésalo en un diario. Escribe aquellos sentimientos que te agobian y no te permiten continuar con tu objetivo. Suéltalos allí y continúa con la historia que estabas escribiendo.

Cuando escribes en papel lo que te agobia ocurre lo siguiente:

  •  Aceptas y reconoces tus sentimientos. Sabes que eres un simple mortal.
  • Te desahogas; sueltas ese sentimiento que te mantiene cautivo y no permite expresar tu creatividad.
  • Te sientes más liviano.
  • Desatas la creatividad que estaba cautiva.

Paso 3: Escríbete mensajes positivos

Esto te puede parecer cursi al principio pero luego verás la diferencia que hace en tu estado de ánimo. Como escritores sabemos el poder y el impacto que tienen las palabras en la psiquis humana. Cambiar las palabras negativas que escribiste como parte de tu desahogo por unas más positivas te ayudará a levantar tu ánimo y tu confianza.

Repítelas en voz alta y créelas.

Paso 4: Reconoce y acepta tu talento.

Aunque no hayas publicado es posible que en algún punto de tu vida te hayan comentado lo bien que escribes o la gran habilidad que tienes con las palabras. Todavía recuerdo que una profesora de la universidad quedó impactada con un trabajo de investigación que redacté porque en mis palabras ella percibió lo mucho que disfrute el proceso, y así me lo expreso al entregarme el trabajo.

Acepta que tienes el talento para escribir tu libro y manifestar tu sueño como escritor.

Paso 5: Únete a un grupo de escritores

Nada reemplaza el contacto y el calor humano. Te recomiendo que además de seguir los pasos anteriores busques en quien apoyarte; preferiblemente un escritor.

En las redes sociales existen varios grupos de escritores que se apoyan uno a otros, comparten estrategias y se animan unos a otros. Busca un grupo que se afín con tus valores y lo que necesitas como escritor. Te darás cuenta que todos pasamos por sentimientos parecidos y las mismas batallas.

Mi consejos es que revises e investigues bien el grupo antes de ser parte de él porque te puedes encontrar con uno tóxico y eso es lo que queremos evitar.


Cuéntanos en los comentarios si has sufrido del síndrome del impostor y cómo lograste superarlo. Y si no lo has superado déjanos saber si este artículo te ayudó.

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